PEDRO MARÍA IRURZUN IRURZUN

Pedro María Irurzun Irurzun nació en Pamplona en 1902. Su padre le regaló una cámara fotográfica cuando era todavía un niño. Irurzun adquirió su formación básica en Pamplona, sin llegar a cursar, no obstante, estudios superiores. Es lo que llamaríamos, y él también se consideraba así, un autodidacta.
Persona culta y sociable, hasta 1940 no decidió tomarse la fotografía más en serio. En ese año instaló en su casa un estudio y un laboratorio en muy buenas condiciones. Aunque utilizaba una Leica para sus trabajos en el exterior (siempre le gustó el retrato al aire libre), su producción fue decantándose hacia el quehacer en el estudio.

Poco después empezó a enviar sus imágenes a distintos salones españoles y, sobre todo, extranjeros. Muchas de las fotografías que se conservan están marcadas al dorso por su participación en esos certámenes. Obtuvo diversos premios y numerosas aceptaciones.
El temperamento inquieto de Pedro Mª Irurzun le había llevado a considerar la inexistencia, en Pamplona, de una estructura fotográfica básica. Por ejemplo, Pamplona carecía de un salón de cierto prestigio.

Irurzun conocía ya las actividades que se llevaban a cabo, en ese sentido, en Guipúzcoa, con algunos de cuyos miembros venía manteniendo excelentes relaciones desde años atrás. Sus deseos iban a cristalizar algo más tarde, en 1949, con la celebración, en Pamplona, de un denominado Salón Internacional de Fotografía, salón que se repetiría de nuevo al año siguiente.
Este fue el germen que unos años después iba a dar origen al nacimiento de
Irurzun siguió llevando a cabo su actividad como fotógrafo hasta 1958, año de su muerte. Realizó alguna incursión en el terreno de la fotografía publicitaria, produciendo fotografías para Marie Brizard, Alfa, Lambretta, etc. Simultáneamente, continuó enviando fotografías a diversos salones.
Su condición de miembro de

En sus retratos, Irurzun confiaba más en el análisis psicológico y en la conversación con el personaje que sus propios recursos técnicos. Claro que, un cierto desdén por las virtudes técnicas puede predicarse cuando se poseen.

Sus personajes son personalidades del mundo de la cultura y, especialmente, del mundo de la música, a quienes invitaba a posar a su estudio. Son personalidades a las que admiraba. Irurzun no fotografió sólo al ser humano, sino que intentó captar la culminación de su rol social o en tanto que escritor, pintor o músico de talento.

No corrió riesgos inútiles. Preferentemente trabajó en el estudio, bajo condiciones controladas, con formatos medio/grandes, estudiando minuciosamente la disposición de la luz continua, adaptando composiciones sencillas y efectivas y cuidando al máximo la respuesta tonal de materiales negativos y positivos.

Además de retratos, realizó también composiciones y naturalezas muertas cuya concepción se enmarca en el salonismo propio de los años cincuenta. Para sus trabajos fuera del estudio, por el contrario, utilizaba una cámara más ligera, si bien hay que decir que la mayor parte de estos trabajos no son conocidos.
