Como un enano. Así es como me lo pase en la cocina buscando qué utilizar en mis fotografías de bodegones. Bodegón es sinónimo de naturaleza muerta, y viendo cómo los retrataban los grandes pintores de la historia, vi que tenía una libertad enorme a la hora de elegir qué objetos utilizar para retratarlos.
Pero este no era el único handicap de esta práctica, pues además debía utilizar diferentes tipos de luces, experimentar con las sombras… así que la mayoría de las fotos las saqué en la más completa oscuridad y con la ayuda de un flexo. A modo de anécdota, cabría destacar que en la mitad de la práctica se me rompió el flexo, por lo que tuve que hacer uso de una serie de ortodoxas posturas para poder jugar con la luz y sacar fotos a la vez. Imaginaros la situación… yo no me reía tanto durante la sesión fotográfica.
Jugué con luces blandas, duras, alejando el flexo, acercándolo demasiado… incluso llegue a utilizar un filtro rojo sobre unos tomates para resaltar su tono rojizo y así practicar el uso de los filtros. Además tengo la suerte de que la mesa de mi cocina es blanca, lo que me permitió más posibilidades a la hora de jugar con las luces y sombras al ser un fondo uniforme.
Intenté no utilizar el mismo objeto en más de dos fotos para tener así un catálogo amplio y variado de donde elegir las seis que más me gustaban y que no fueran del mismo objeto. Lo mismo podría decirse de las luces que utilice, intenté experimentar las máximas posibles para tener un catalogo y, por consiguiente, una selección de las mejores variada.